sábado, 23 de junio de 2012

Monos trepadores

arrancar una hierba del campo... no es menos significativo que el rescate más multimillonario al país más decadente. Todo lo puede aquello que está más allá de la mente. Tan cerca y tan lejos. Quita de aquí y pone allí, sin avaricia ni rencor, absolutamente ecuánime. ¿Qué es la soledad? La soledad es creerse alguien. ¿Qué es la felicidad? La felicidad es saberse nadie. Cuando sientes las presencia de más allá del espacio y del tiempo, todo se calma. ¿Se puede morir dos veces? Como Monos Astutos son los hombres. Pequeños cazadores de bienestar. Se sientan en su silla a la sombra y se regocijan en su comodidad... encontraron su máximo local y se relamen sin siquiera sospechar la existencia de un solo y distante máximo absoluto, de una cumbre. ¿Cuantos son dignos de su existencia? Muy pocos han trascendido su mente, el resto es méramente... LA HUMANIDAD... Muchos pequeños y astutos monos trepadores. Se encaraman unos sobre otros, constituyendo montañas de masas carnicas que buscan... y buscan, pero ninguno sabe qué busca en realidad. Porque ser acreedor de este conocimiento es lo mismo que ya poseerlo. Alguno hubo que se encaramó más alto que ninguno sobre la montaña cárnica y no encontró lo que buscaba, mas lo que le quitaron allí, eso sí le mereció la pena. Saliban como perros esos pequeños monos, y una vez obtenido el gusto lo restriegan a su alrededor trepando ellos y obligando a otros a trepar también, como esos mimos paralizados que se mueven cuando les echas monedas.

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