domingo, 16 de diciembre de 2007

La inversión de todos los valores

Escucha, hermano, el rugir de una segunda naturaleza. El albor de un nuevo Caos. Frente a todas las mentiras que han congelado la vida hasta hoy, Nietzsche nos revela la verdadera esencia: “La vida es instinto de crecimiento, de duración, de acumulación de fuerzas, de poder”. Es el Eterno Retorno de lo idéntico a sí mismo. Sumergirse en la batalla, inmiscuirse, involucrarse con la vida alimentando una ilusión estética, bella, seductora. Aumentar las propias fuerzas frente a aquellos otros decadentes, cansados del mundo, incapaces incluso de la posibilidad de abandono. Frente a estos lamentables seres sufrientes a causa de sí mismos, acepta todo el sufrimientos del mundo como precio de una bella apariencia individual, de una breve vida que se va a disolver, sin compensación alguna ulterior, solo por gustar ese pasajero éxtasis de hacer coincidir en un instante la vida con el mejor sueño de sí. Instinto propio del que desea ser admirado por su propia obra. En esa sola frase, se encuentra la esencia de la vida, de una nueva mirada sobre el mundo. Todos los principios acerca del bien y del mal...

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