lunes, 14 de mayo de 2012

El 15-M son millones

El 15-M son millones La gente se manifiesta porque le va mal, porque las pasan canutas, porque no tienen trabajo, porque los desahucian... básicamente porque se creyeron con unos derechos que la realidad ha terminado por poner en su sitio. Los políticos, esos actores de melodrama, convencieron a las gentes de que merecían "sus derechos" por el mero hecho de existir. ¿Has nacido hombre? Entonces te corresponde esto y esto y esto... ¿Has nacido español? Entonces te corresponde esto otro, y esto otro, y esto otro... El populacho creyó ingenuamente en "los derechos" que los políticos prometían. ¿No tenéis aquello? ¡¡¡ Pero si os corresponde "por justicia", votadme y yo os lo traeré !!! Y los hombres creyeron ingenuamente que aquello era suyo y votaron en consecuencia. Somos un pozo sin fondo de derechos, afirmáronse. El hombre siempre ha preferido una falsa certeza a una incertidumbre factible, así que abrazaron al falso ídolo que los políticos ofrendaban. Los políticos representaron bien el papel, decían aquello que regalaba los oídos a la grey... y la grey abrazaba el mantra en una catarsis colectiva. No era en absoluto complicado ver la impostura de esos falsos derechos escritos en papel mojado: prótesis mamarias en la seguridad social, leyes de dependencia, 400 €, cheques bebé, vivienda digna, etc... pero era mucho más fácil apartar la vista de lo que no conviene a uno en el inmediato presente. Y cegados por su propia avaricia, los hombres dilapidaron no solo su crédito, sino el de las generaciones futuras. Veo a esos indignados en la tele manifestando: "nos están arrebatando nuestros derechos" y pienso... "amigo, esos derechos que ahora se te niegan, los perdiste hace tiempo". Toda esa prole no es consciente del error, tan solo es consciente de su consecuencia. Quieren eliminar la consecuencia para seguir dormitando plácidamente sobre su causa, esto es, sobre el error... de pensar que la cuna otorga derechos. Esta sociedad de decadentes se cree a sí misma virtuosa por derecho de cuna. jajaja.... Yo no soy muy mayor, pero todavía recuerdo la generación que levantó españa desde la emigración. Gente humilde y trabajadora, con escasa preparación pero con mucho coraje, que sin embargo malcrió a sus hijos. Esos ignorantes acabaron por creerse ricos... Hoy, las gentes odian al político timador sin percatarse de que aquel que es timado, lo es debido a su codicia. El político tan solo dice aquello que lleva a la grey a creer en el. Es su naturaleza: un farsante con el don de la oportunidad, un actor que tan solo busca aplausos. Aplaudamos pues el final de la obra, que ha estado bien, y nos ha transportado más allá de nuestra miseria a otro mundo en el que hemos creído hasta que se apagaron las luces de la tramolla. Ahora toca salir del teatro y volver a las calles mugrientas que en realidad nunca llegamos a abandonar.

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